Durante esta semana, mientras daba mi clase a los líderes en formación de la iglesia. Dios me permitió verlo todo, contemplarlo como un artista que se sienta a tomar un descanso mientras visualiza lo que está trabajando. Y ahí en segundos, Dios ministra fuertemente a mi corazón y me dice; “estos son los lideres que te he dado, ¿ves su potencial?, desarróllalo, por que están destinados para traer mi reino a la tierra.”
¿Que tengo para darles, Señor?
Lo que he recibido de Dios a lo largo de mi vida. Lo bueno y lo malo, es útil en mi boca para formar los líderes de este tiempo. Una vez alguien creyó en mí, me tomó de la mano y me formó . Lleno mi vida de palabra revelada y me empujó para probar si podía volar solo. ¿Y sabes qué?
Funcionó!!!!!
Hoy puedo mirar atrás y ver que nada de lo que he pasado ha sido en vano, que todos los años de formación que he vivido, todas las lágrimas que he derramado, los corajes, las decepciones y desilusiones, han sido retribuidos en el mayor de los privilegios. Ser un edificador.
No es esta la tarea que hizo Jesús cuando decidió escoger a los 12 discípulos. Los llamó, arriesgándolo todo y creyó en el potencial que Dios quería despertar dentro de ellos. Pasó noches largas sembrando una palabra y haciéndoles entender los principios del reino. Y ni hablar del historial de cada uno de ellos. Pero Jesús siempre ve más allá. A él muy poco le interesa nuestra situación presente cuando de potencial se trata.
Jesús es un visionario. Siempre ve más de lo que nosotros podremos ver, nos motiva a creer que es cierto lo que dice acerca de nosotros. Su llamado se convierte en la fuerza que nos moviliza a hacer hazañas inimaginables, y comenzamos a ser transformados y formados a su imagen.
No hay nada más provechoso en la vida que ser un edificador. Así defino mi trabajo. Mi propósito es ver el potencial de la gente que me rodea y si ellos me lo permiten, desarrollarlo para lograr verlo cumplido. Verlos llenos de limitaciones, paradigmas, fronteras emocionales y espirituales, pero ver así la tremenda disposición que tienen de salir de ese lugar y alcanzar las alturas que Dios tiene destinada para ellos. Eso maravillosamente hermoso.
Soy un edificador de vidas, amo lo que hago, porque por encima de todo, se que mi trabajo tendrá repercusiones eternas, en la vida de ellos y en las de los que los rodean. Porque los edificadores somos visionarios.
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16 Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día,
17 pues esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;[n]
18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. II Corintios 4:16-18
17 pues esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;[n]
18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. II Corintios 4:16-18